Palacio Auersperg

Viena, Austria

En la casa Rofrano el dinero no era un tema de discusión. Todo allí era con gran ostentación, especialmente la música. De hecho, el palacio en sí, citando a uno de sus más ilustres visitantes Robert Stolz , es uno de los mas bellos coros de la sinfonía Viena. Desde entonces se ha admitido esta opinión como cierta al provenir de un crítico tan competente.

La música ha sido siempre el halo invisible del palacio, mucho antes de que Richard Strauss escribiera su ópera con un Rofrano como héroe. En 1760, por ejemplo, el Príncipe, mariscal de campo, Wilhelm de Sajonia‐Hildburg se trasladó allí como propietario. Como buen amante de la música y de gran sensibilidad contrató a un personaje tan importante como Christoph Willibald Gluck como director musical de su famosa casa de conciertos. Esto fue un hecho importantísimo en la historia musical del palacio, pero no el único. En marzo de 1786, fue el lugar de la presentación privada de la ópera de Mozart Idomeneo, el conjunto estaba compuesto exclusivamente por miembros de la alta sociedad vienesa, entre los cuales se encontraban nombres tan importantes como el Barón Pilini y el Conde Hatzfeld. Mozart revisó las partes vocales para que se adaptasen a las voces de sus nobles interpretes, compuso una escena especial con rondo acompañada de violin únicamente. Otro famoso personaje de la nobleza austriaca también tomó parte en la representación de aquel día fue el Príncipe coronado Rodolfo, cuatro años antes de su trágico final. Por aquel entonces el palacio había sido comprado por el Príncipe Auersperg cuyo nombre ostenta aún hoy. La calle donde se encuentra, la Auerspergstraße también en honor al príncipe Adolfo Auersperg, quien fue primer ministro de Austria durante ocho años.

Bajo la propiedad de los Auersperg, el palacio se convirtió en un centro para la alta sociedad, el lugar de las fiestas elegantes y de eventos de gala. Fue allí donde una de las nietas del rey Gustav Adolf de Suecia se casó con el rey Alberto de Sajonia. Tres años después, en octubre de 1856, se llevó a cabo allí un baile al cual asistieron el emperadores Franz Joseph, que entonces tenía 26 años, su esposa Elisabeth y todos los miembros de la familia imperial.