Brahms y Marx en el Musikverein de Viena
Sobre el espectáculo
«Acabo de volver del ensayo. N.º IV enorme, muy peculiar, completamente nueva, con una individualidad inquebrantable. Irradia una energía sin precedentes de principio a fin»: así la describió Hans von Bülow, director del estreno de la Cuarta sinfonía de Johannes Brahms en Meiningen en 1885. Y el joven Richard Strauss, que era el segundo director en ese momento, reconoció: «Su nueva sinfonía es, sin duda, una obra monumental, de gran concepción e inventiva, genial en su tratamiento de la forma, la estructura de la época, de gran brío y poder, nueva y original». Fabien Gabel contrasta el grandioso y austero mi menor que aún resuena al final de esta última sinfonía de Brahms con el mi mayor repetidamente sincero y floreciente del «Concierto romántico para piano» de Joseph Marx, compuesto en 1919, y sí, su título lo dice todo. Para revivir la pompa atronadora y la delicada adulación, las refinadas cantilenas y crescendos al estilo de Strauss de esta obra, Gabel contó con la ayuda de Marc‐André Hamelin: un pianista muy consumado y curioso que no rehúye ningún reto.
Wiener Musikverein
El Wiener Musikverein es una de las grandes salas de conciertos del mundo. Sede de la Orquesta Filarmónica de Viena y centro de la vida musical vienesa, el edificio se inauguró en 1870 como parte de un ambicioso plan para crear un elegante bulevar cultural a lo largo de la Ringstrasse. Diseñada en estilo neoclásico para parecerse a un templo griego antiguo, la Gran Sala del Musikverein está considerada como una de las mejores salas de música del mundo gracias a su impecable acústica.
En 2004 se añadieron cuatro nuevas salas al edificio. El arquitecto austriaco Wilhelm Holzbauer reconoció la importancia estética del edificio existente y buscó formas de reflejar su estilo en un lenguaje formal moderno. Cada una de las cuatro nuevas salas se centra en un material diferente: vidrio, metal, piedra y madera.