Lucio, Silla, Mozart, Concierto: Festival de Salzburgo
Sobre el espectáculo
Wolfgang Amadeus Mozart dejó de ser un compositor desconocido para el público milanés cuando su padre, Leopoldo, planificó su tercer viaje a Italia en octubre de 1772. Ya había escrito dos óperas para el gobernador general de Lombardía que habían sido estrenadas con éxito: en diciembre de 1770 el dramma per musica Mitridate, y el año siguiente, como Leopoldo dijo, Mozart tuvo el “honor inmortal” de componer su Ascanio in Alba para la boda del hijo de la emperatriz Maria Theresa, el Archiduque Ferdinand con la princesa Marie Beatrice d’Este.
No obstante, no pudo darse por hecho que Mozart, que por entonces tenía 16 años, sería el encargado de componer una obra para la siguiente temporada de carnaval. El Regio Ducal Teatro fue una de las óperas pioneras de la época y desde su primera expedición a Milán ya había emergido una generación más joven. El nuevo libretista de la ópera, Giovanni de Gamerra, de veintinueve años, se permitió ciertas libertades en lo relativo al tipo de libretto que hasta entonces había sido marcado por Metastasio. Por ejemplo, Gamerra rompió la anteriormente estricta secuencia en la jerarquía de la representación. En concreto, colocó el dueto entre la prima donna y el primo uomo al final del primer acto en vez de al final del segundo acto, como solía ser habitual, algo que demuestra el acercamiento moderno de Gamerra, que Mozart advirtió con mucha probabilidad.
Para Lucio Silla, su primera obra en común para una ópera, retrataron a una de las figuras más contradictorias de la historia, el cónsul más detestado de la república romana tardía, Lucius Cornelius Sulla Felix (138‐78 a.C.). Plutarco nos dice que “cuando él era todavía joven y desconocido, siempre estaba en compañía de actores y bufones, y compartía su diversión, y cuando se convirtió en un maestro de todo, solía reunir a los chicos más imprudentes del teatro, bebiendo y festejando con ellos hasta que su edad avanzada le hizo apartarse de ellos. Además del hecho de que causó la desgracia de su oficina rebajando su dignidad, también fue muy negligente con el dinero. Otro de los malos efectos de dejarse llevar fue su inclinación a las historias de amor y los placeres de todo tipo, que mantuvo incluso cuando ya era más viejo… Después de haber matado a innumerables personas y haber causado una revolución y un cambio constitucional en el Estado, se retiró del cargo, permitiendo que se pudieran organizar elecciones para cónsul sin su influencia sobre la gente. Daba vueltas por el Foro como una persona desconocida y se presentó en persona ante todo aquel que pudiese haber querido vengarse de él. El uso libre de los hechos históricos por parte de Gamerra y Mozart muestra que no tenían interés en la autenticidad. Incluso en este trabajo temprano, el énfasis se ponía en los aspectos psicológicos de los protagonistas; los mínimos pero constantes cambios repetidos a lo largo del texto de un aria son las pistas que Mozart da para explorar al personaje. Uno de los misterios de esta obra de juventud de un genio es la cuestión de cómo un chico de dieciséis años pudo retratar tan bien el rumor interno de un personaje tan complicado, movido entre su carrera política y sus ansias personales para conseguir el amor de Giunia.
Lucio Silla fue el fascinante punto de inflexión a partir del cual el niño prodigio que era Mozart se convirtió en un compositor adulto. En esta producción, Marc Minkowski dirigirá “su” orquesta, les Musiciens du Louvre Grenoble; la ópera está puesta en escena por Marshall Pynkoski, director del Opera Atellier de Toronto, un artista que ha trabajado previamente en la danza y al cual Marc Minkowski tiene en alta consideración desde hace mucho tiempo. Igual que en la interpretación musical, en la puesta en escena se pretende fusionar lo antiguo con lo nuevo en una simbiosis particular. La producción, en una lectura nueva para Salzburgo, tendrá el aspecto de la época de Mozart, pero ofrecerá una visión moderna y dinámica de la obra. Las escenas están diseñadas por Antoine Fontaine, que ha trabajado en películas como Vatel, con Gérard Depardieu, y Marie Antoinette de Sofia Coppola. El papel principal está interpretado por Rolando Villazón.
A pesar del aparente éxito de Lucio Silla –“Las arias se repiten día tras día y después del primer ciclo se interpreta a diario, y día a día recibe más y más aplausos” (Leopold Mozart a su esposa, Milán, 1773)- fue el último encargo de una ópera que Mozart recibió en Italia, la tierra de sus ambiciones operísticas. Su altamente prometedora carrera fue inicialmente truncada y pronto comenzó a lamentarse amargamente. Escribió a su padre que tenía “un inexplicable deseo de componer una ópera otra vez… Solamente necesito escuchar hablar sobre una ópera, solamente necesito estar en el teatro y escuchar las voces y me siento tranquilo.”
En su tercera ópera para Milán, como las personas de la acción, Mozart intentó alcanzar la autorrealización, cometiendo latentes violaciones de las reglas del verdadero asunto de la cuestión y explotando las posibilidades del sistema establecido en todas las direcciones. ¿Fue acaso demasiado lejos? (Ronny Dietrich, Dramaturgo).
Con sobretítulos en alemán y en inglés.
Coproducción de la Fundación Mozarteum de Salzburgo en cooperación con Musikfest Bremen. Reposición de la producción de la 2013 Salzburg Mozart Week.
Marc Minkowski, Director
Marshall Pynkoski, Director
Antoine Fontaine, Vesturario y escenas
Jeannette Zingg, Coreografía
Hervé Gary, Iluminación
Alois Glaßner, Maestro de coro
Reparto
Rolando Villazón, Lucio Silla
Olga Peretyatko, Giunia
Marianne Crebassa, Cecilio
Inga Kalna, Lucio Cinna
Eva Liebau, Celia
Francesco Corti, Clavicémbalo continuo
Marie McDunnough, Julia Sedwick, Cynthia Smithers, Magdalena Vasko, Jones Henry, Kevin Kong, Jeremy Nasmith, Jack Rennie, Edward Tracz, Bailarines
Salzburger Bachchor
Les Musiciens du Louvre • Grenoble